lunes, 3 de octubre de 2016

TDAH ¿Un Trastorno que no Existe? (Parte 2)



Recogiendo las ideas de los detractores del TDAH revisadas en la Parte 1, y respondiendo a la elevada prevalencia de este trastorno, nos podríamos preguntar: ¿hay de por medio intereses económicos de las Empresas Farmacéuticas y/o un ánimo de patologizar la normalidad?

Un excelente artículo de investigación de Francisco Balbuena Rivera, profundiza en las posibles causas de la elevada prevalencia de este Trastorno. Sin embargo, y más allá de establecer las causas de la elevada prevalencia, creo importante volver a la definición misma de TDAH, y cuestionarla desde adentro en esta Segunda Parte.  



TDAH ¿un síntoma de algo más? Diagnóstico diferencial

 

Llama la atención que en el manual DSM-IV-TR (desconozco si hay cambios en la versión DSM-V), se indica que debe distinguirse el Trastorno de Déficit Atencional de una sintomatología de desatención cuando hay “ambientes académicamente poco estimulantes”,  o cuando hay comportamientos de “niños pertenecientes a ambientes inadecuados, desorganizados o caóticos” (pg 104), entre otras. Entonces surgen las preguntas: ¿No son los establecimientos educacionales ambientes académicamente poco estimulantes para los niños de hoy en día?, ¿Acaso no vivimos en una sociedad que se ha vuelto desorganizada y caótica?
Si la respuesta a estas preguntas fuera afirmativa, entonces difícilmente se podría diagnosticar el TDAH, ya que según el mismo DSM estas condiciones de educación y de vida estarían causando los síntomas de desatención y no un trastorno propio de cada niño.

Personalmente, pienso en la desatención y la hiperactividad como síntomas de algo más y no como un trastorno; síntomas gatillados por: niños cada vez más inteligentes; establecimientos educacionales que no han cambiado de fondo, sólo de forma; sobreexposición a pantallas; bombardeo de estímulos; velocidad de la vida cotidiana; y sedentarismo.

Hay quienes podrían refutar lo anterior y defender al TDAH citando investigaciones, como la siguiente:   “Hay estudios de imágenes médicas que sugieren que el cerebro de los niños con ADHD es diferente de aquéllos que no lo tienen” (U.S. Department of Health & Human Services). Pero, retomando la idea anterior, vale la pena preguntarse si es realmente un cerebro distinto o si el funcionar de éste es sólo un reflejo de las prácticas (como el exceso de pantallas, la velocidad de la vida, el nivel de inteligencia, etc.) que podrían estar determinándolo de cierta manera.


Más allá del Panorama Pesimista, Buscando Soluciones

Exista o no el TDAH, hay algo que juega a nuestro favor. En la actualidad se conoce mucho más acerca del cerebro, siendo un gran descubrimiento su plasticidad. Esta característica nos permite, entre otras cosas, mejorar nuestra capacidad de atención-concentración, mediante entrenamiento atencional, y un cambio en nuestras costumbres poco saludables en términos de consumo de tecnología.
Además, podríamos incrementar la actividad física y el tiempo de juego diario de los niños, y así quizá -al contrarrestar el sedentarismo- podríamos disminuir el síntoma de hiperactividad.

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