jueves, 29 de septiembre de 2016

TDAH ¿Un Trastorno que no Existe? (Parte 1)



Muchos niños son diagnosticados de Trastorno de Déficit Atencional, ¡quizá demasiados!

En medio de controversias sobre este diagnóstico, algunos especialistas están cuestionando la real existencia de este trastorno.



¿Puede haber un trastorno dependiente del país donde se viva?

Suena un poco extraño, pero esto sucede con el diagnóstico del TDAH; aún no hay estadísticas generalizables en torno a la prevalencia del Trastorno de Déficit Atencional con Hiperactividad (o ADHD en inglés), ya que las cifras varían significativamente de país en país  (Mueller  et  al., 1995; Reid  et al,  1998; Livingston,  1999; Graetz  at  al., 2001; en Zhang et al., 2005).


¿Es posible que gran parte de los niños de hoy estén enfermos?

Si les ha dado la sensación de que cada día hay más niños diagnosticados de TDAH, ¡están en lo cierto!; en el año 2014 la APA (American Psychological Association) publicó un artículo, donde se expone un aumento en el diagnóstico de TDAH, siendo en el año 2003 de un 7.8% a un 11% en el año 2011 (“Journal of the American Academy of Child & Adolescent Psychiatry, January”, en “Is it really ADHD?”), es decir, más de 1 en 10 niños diagnosticados con TDAH.
¿Qué pasará si sigue aumentando su diagnóstico, estará gran parte de los niños enfermos o simplemente no se trata de un trastorno?


Detractores del TDAH

Debido a los motivos anteriormente nombrados, y a otros igualmente válidos, hay incontables detractores del Trastorno de Déficit Atencional c/s Hiperactividad, entre ellos; Leon Eisenberg, María Acaso y Marino Pérez, por nombrar a algunos.

Para asombro de muchos, Leon Eisenberg, el mismo  “descubridor” del Trastorno de Déficit Atencional -en entrevista publicada en Febrero de 2012 por la revista alemana “Der Spiegel”- refiere que se trata de una “enfermedad  fabricada”, en la cual él ya no cree (link en español y original en alemán).

María Acaso, Profesora Asociada de la Universidad Complutense de Madrid, conferenciante e investigadora; en entrevista con una revista española, postula que “no existe trastorno de déficit de atención, solo niños aburridos”. A ella le parece una barbaridad medicar a niños para que se concentren y propone un cambio en la educación, porque considera que el sistema educativo actual está obsoleto para los niños de hoy.

Por su parte, Marino Pérez, catedrático de Psicopatología de la Universidad de Oviedo y coautor (junto a Fernando García de Vinuesa y Héctor González Pardo) del libro “Volviendo a la normalidad. La invención del TDAH y del trastorno bipolar infantil”, denuncia en entrevista  la presencia de una “patologización de problemas normales en la infancia” y argumenta que no existe ninguna condición genética o neurobiológica a la base de este trastorno. Que si bien los niños pueden presentar problemas, no tendrían alteraciones cerebrales.  


Continuará en la próxima entrada…

 

 

 

miércoles, 21 de septiembre de 2016

Revolución contra el Bombardeo de Tecnología



Cuántas veces hemos visto en libros y películas de ciencia ficción que las máquinas se vuelven en contra de los humanos, como en “Terminator”, o la novela “Yo, Robot” de Isaac Asimov, por nombrar algunas; pero a veces la ficción no es tan lejana a la realidad… 

 


Si tratamos de situarnos como un observador externo que desconoce esta época y recorremos las ciudades, probablemente nos llamaría mucho la atención como en el tren o “la micro”, la mayor parte de la gente está absorta en el celular; lo mismo sucede en un restaurant, o en una sala de espera y aún peor en los recreos de los colegios. 

Entonces, miro a toda esa gente que -cuando no hay nada que hacer- ya no deja en libertad su pensamiento, encerrándose en un celular, “tablet” u otra tecnología equivalente, y me da un poco de susto y repulsión. Esta situación me recuerda al “video clip” del tema “Do the Evolution” de Pearl Jam, donde unos hombres trabajando delante de unos computadores son absorbidos por éstos, transformándose en esclavos de las máquinas.

Quizá las “máquinas” o la tecnología no nos ataquen física o directamente como en la ciencia ficción, pero estamos dejando que lo hagan a nivel neurológico y psicológico. Pasar varias horas al día frente a una pantalla (de celular, televisión o computador) puede traer problemas, los que afectan especialmente a los niños, debido a que su cerebro aún está en formación:

Provoca Déficit Atencional

En el año 2010, la Academia Americana de Pediatría (AAP), concluyó a través de estudios científicos  que la televisión y los juegos de video, están asociados al desarrollo de problemas de atención en los niños.
Exista o no el Trastorno de Déficit Atencional, este síntoma es el efecto más nombrado de la exposición excesiva a las pantallas, que con su bombardeo de luces, colores y sonidos, no permite desarrollar adecuadamente la atención ejecutiva, proceso necesario para responder a las necesidades académicas, resultando en niños con “déficit” de atención.

No deja tiempo para “soñar despiertos”:

 El Dr. Luis M. Labath de la “Asociación Educar para el Desarrollo Humano”, basado en estudios científicos afirma que “soñar despiertos” o “volarse” con el pensamiento tiene funciones importantes como estimular la creatividad, ayudar a “superar escenarios de crisis con mayor versatilidad” e incide también en la capacidad de crear juegos y de entretenerse solos. Con el abuso de la tecnología, restamos oportunidades  a nuestro cerebro para “soñar despiertos” y a los beneficios que esto nos trae.

Reduce tiempo de Juego

La importancia del juego, según la UNICEF, radica en su capacidad para ayudar a los niños a aprender y desarrollarse social, emocional, física e intelectual- mente. Sin embargo, el poco tiempo para jugar con que cuentan actualmente los niños entre las clases, las tareas, el estudio y las jornadas escolares extensas, se ve aún más mermado por las horas de televisión, computador o celular que están consumiendo éstos a diario. No se trata de que los niños jueguen juegos de video, sino a los que ellos inventan con creatividad e imaginación, utilizando sus cuerpos, y diversos materiales para entretenerse.

Podríamos seguir nombrando una larga lista acerca de los efectos negativos del exceso de tecnología de entretención como: el aumento de la obesidad por el sedentarismo que implica estar muchas horas delante de las pantallas, la adicción provocada por el consumo de esta tecnología, la relación entre las horas de exposición a ésta con el bajo rendimiento escolar, etc..

Si bien sabemos que el exceso de tecnología es perjudicial para la salud psíquica, física y social, especialmente en los niños, aún no vislumbramos los posibles efectos del bombardeo de tecnología a largo plazo. Quién sabe que nos deparará el futuro: ¿un aumento de los trastornos mentales?, ¿el descenso en la creatividad de los humanos?, ¿el fin de la capacidad de jugar en los niños?, ¿pandemia de TDAH?... Son muchos los posibles escenarios de este “ataque tecnológico”.

Mejor comencemos ahora una revolución en contra del bombardeo de la tecnología, influenciemos con nuestro ejemplo las conductas de nuestros hijos, consumamos menos horas de televisión, celular, tablet, computador, etc., y también pongamos límites en el consumo de tecnología de nuestros hijos y así construiremos  la sociedad que queremos para el futuro.

martes, 13 de septiembre de 2016

Qué hacer cuando nuestros hijos tienen una “crisis” de baja tolerancia a la frustración




Siempre escuchamos cómo prevenir la baja tolerancia a la frustración en niños, pero ¿qué podemos hacer cuando entran en una “crisis” de frustración? Cuando técnicas como “contar hasta 10” o “respirar profundamente” no parecen dar resultado, ni sintonizar con la realidad de los niños, es tiempo de probar estrategias alternativas para calmar el origen de esta emoción. 


La baja tolerancia a la frustración es un tema de interés para la educación; a veces puede impedir a los niños realizar las tareas académicas correctamente, a algunos quizá les resultará difícil volver a intentar aprender algo que no les resultó positivamente al primer intento. La clave está en nuestras reacciones como padres, ya que con nuestras actitudes y estrategias podemos ayudarles a nuestros hijos a enfrentar y solucionar una “crisis” de frustración.

Para lograr esto es importante no mostrarse desesperado por solucionar la reacción de frustración de los niños, pero escucharlos. Junto a lo anterior, no debemos dar importancia a los errores, sino tomarlos como una instancia de aprendizaje, como una oportunidad para mejorar. 

Para llevar a la práctica la idea anterior, me gusta hacerle la pregunta a mi hijo “¿Cuántas oportunidades te quieres dar para aprender esto?” entonces le permito hacerse cargo de lo que le sucede, y generalmente reacciona calmándose y generando consigo mismo un compromiso para seguirlo intentando hasta tener éxito.

También me gusta mucho para alentar a mi hijo, usar la expresión llena de oportunidades “Inténtalo y veamos que sucede…” que aprendí de Egidio Levi en un curso de Potenciación Creativa. Ésta siempre me ha dado buenos resultados, probablemente porque deja abierta la oportunidad de equivocarse sin ser eso algo negativo.

 Podemos aprovechar además de expresar a nuestros hijos las expectativas que tenemos acerca de su rendimiento, aclarando que no esperamos que tengan buenos resultados inmediatamente, que es normal no saber las cosas que están aprendiendo, ya que ese es el motivo mismo por el cual estudian y practican: aprender algo nuevo, algo desconocido que costará esfuerzo y trabajo comprender.  


Tenemos una difícil misión para con nuestros hijos, en nuestra cultura exitista y competitiva y esa es la de transmitirles el aprendizaje en todo orden de cosas (no sólo académico) como un juego que cada persona juega por separado, comparándose consigo misma y no con los demás, donde los errores y las caídas son oportunidades necesarias para avanzar más rápido y descubrir una forma de mejorar; que no importa ser perfectos, porque ahí termina el juego, sino de dar lo mejor de uno mismo para superarse cada día más.

martes, 6 de septiembre de 2016

Cómo Mejorar la Atención-Concentración en Nuestros Hijos




Nuestros niños han crecido en una cultura donde la velocidad y la tecnología son prácticamente inevitables, lo que de alguna manera ha afectado la capacidad de ellos para mantener su atención por un periodo de tiempo prolongado. ¿Cómo podemos, desde el hogar, ayudarlos a potenciar su proceso de atención-concentración?

 



La Atención Ejecutiva

 

Antes de contarles las estrategias para potenciar la atención de sus niños es muy importante conocer la diferencia entre el foco atencional y la atención ejecutiva. Por experiencia propia, sabemos que no es lo mismo ver una hora de televisión o jugar una hora un juego de pantalla (pc, celular,  etc) que trabajar una hora con lápiz y papel. Esto último cuesta muchísimo más…
Lo que sucede –en un lenguaje sencillo- es que son procesos cognitivos distintos: en general usamos más el foco atencional cuando procesamos estímulos cambiantes como los de las pantallas y la atención ejecutiva cuando evitamos los estímulos para concentrarnos en una tarea. Es entonces la atención ejecutiva la que necesitamos entrenar y mejorar en nuestros hijos, y estas son algunas estrategias para ello:

Actividades y Juegos para potenciar la Atención- Concentración

 

  • Leer cuentos con ellos.
  • Colorear mandalas, o libros para colorear.
  • Realizar puzles o sudoku.
  • Armar rompecabezas.
  • Jugar memorice, dominó, cartas, etc.
  • Jugar juegos de salón (Yenga, Palillos Chinos, Pictograma, etc.).
En general, cualquier actividad o juego que no sea cambiante en luces, sonidos e imágenes, nos ayudan a trabajar la atención ejecutiva de los niños. Lo ideal es hacerlo progresivo, para ir aumentando la longitud de la atención.

 “Change Up”

 

¿Sabían que incluso los adultos no podemos estar atentos a una lectura por más de 15 a 20 minutos a la vez siendo esto al comienzo de una clase?  Los investigadores Joan Middendorf y Alan Kalish (1996) del Centro de Recursos para la Enseñanza de la Universidad de Indiana, descubrieron que ni siendo adultos podemos mantener por más de 20 minutos la atención sin que esta tenga que descansar, ¡imagínense los niños!
Debido a esta necesidad de descanso de la atención, los autores proponen hacer un “change up”, es decir un cambio en la dinámica de la clase, para restablecer la atención.  Estos cambios tienen que ver con cambiar la modalidad del aprendizaje cada 15 o 20 minutos, intercalando teoría con práctica e incluyendo diversas técnicas para adquirir los conocimientos; por ejemplo, dejar de escuchar para trabajar en papel.
 ¿Qué sucede cuando intentamos un “change up”? Los autores descubrieron que estas variaciones deliberadas tuvieron el efecto de posponer o incluso eliminar la ocurrencia de un descanso en la atención, ¡logrando así niños concentrados todo el tiempo!

Integración Sensorial para Aumentar la Concentración

 

Sí, todo suena lindo en la teoría, pero a veces las cosas se vuelven más complicadas con los pequeños. Por eso les dejo esta ayuda para calmar el nivel de alerta en los niños y  promover estados de concentración a través de estas técnicas de Integración Sensorial:
  • Dejemos que  manipulen una pelota blanda y pequeña mientras atienden a una actividad.
  • Mantengamos una luminosidad tenue.
  • Tratemos de eliminar distractores.
  • De preferencia usemos tono de voz monótono y voz suave.
  • Podemos poner una música suave (nosotros usamos Beethoven con muy buenos resultados).
  • Ayudémoslos  a calmarse usando esencias con olor a naranja, rosa o vainilla.
  • Masticar alimentos, mascar chicle, gomitas, etc., también les ayuda a concentrarse.
  • Practiquemos con ellos movimientos lentos y rítmicos, o al menos tratemos de movernos así para “contagiar” un poco esa calma a ellos.

Más Actividades…

 

En Internet es fácil encontrar otras actividades divertidas para potenciar el proceso de atención y concentración en los niños. Para los que entienden inglés, este link de Jackie Paxton y Teresa Shoemake, también nos enseña maneras entretenidas de incrementar la concentración de los niños.

¡A practicar! Realizando estas técnicas con nuestros hijos, disfrutaremos jugando y también podremos entrenar nuestra concentración (además de prevenir enfermedades como el Alzheimer ;) )