miércoles, 8 de enero de 2020

Recomenzando



Tras dos intentos fallidos de educar a nuestros hijos en colegios con pedagogía Waldorf, a mediados del año 2019 retomamos el Homeschooling, pero esta vez nos atrevimos con los dos niños en casa.


No entraré en detalles acerca de los defectos y dificultades inherentes a la pedagogía Waldorf, pues cada uno puede buscar en internet las críticas a dicha pedagogía. Pero sí les contaré que en Agosto de 2019, cuando retomé las clases con mi hijo mayor (que había sido educado desde Kinder en Homeschool, excepto el primer semestre de este año), estaba muy atrasado con las materias correspondientes a su año académico e incluso no teníamos muchas esperanzas de aprobar el examen libre a fin de año.

Retomar el Homeschooling fue una tranquilidad para nosotros: no más viajes diarios; despertar sin madrugar; desayunar sin apuro; elegir qué estudiamos y de la manera en que lo hacemos…

Pero esos no son todos los beneficios, sobre todo agradecemos el tiempo libre que esta modalidad de estudio nos regala. Mis hijos pueden jugar varias horas cada día, y leer los libros que deseen (¡sí, son muy buenos lectores!). Y si les hablas de algún tema siempre te miran muy atentos y asombrados de la nueva información que obtuvieron. ¡Me hace feliz ver que nunca les falta la motivación por seguir aprendiendo!

No puedo asegurar que el Homeschooling sea mejor opción que cualquier otro colegio, quisiera creer que hay un colegio que supere a la educación en el hogar, pero aún no lo conozco.