Ponerse a estudiar no se trata solamente de tomar los libros, cuadernos, lápices y empezar; existen estrategias para optimizar el aprendizaje. Nosotros hemos creado las nuestras. En esta entrada averigua cómo optimizamos los resultados del estudio.
Lo más importante a la hora de estudiar, es tener un hábito para esta práctica. Esto quiere decir,
hacerlo de lunes a viernes, a la misma hora, en el mismo lugar. También, se puede
llevar un horario con la asignatura que corresponde estudiar cada día para
organizarse mejor.
Una vez adquirido el hábito, es posible ser un poco más
flexible y ahí está también, en parte, una de las gracias del Homeschooling. Pero es importante comprender que los niños
no deben dejar de estudiar porque no estén de humor para hacerlo, quizá
podrán aprender de otra forma ese día, y así poder mantener el hábito.
Pero nosotros, más allá del hábito, hemos establecido un ritual a la hora de estudiar. Esto le da
solemnidad al momento del estudio, es algo para lo cual hay que prepararse y
también es algo que celebrar. Si uno
contempla el significado más profundo del estudio logra percatarse de su real
trascendencia en la vida. La vida entera es para aprender, lo hacemos todos los
días, lo hacen todos los seres vivos; es parte de la adaptación y de la
supervivencia. ¿Por qué no celebrarlo?
¿Cómo lo hacemos? Cuando llega la hora de comenzar el
estudio, ponemos música, pero no cualquier
música. Hay muchas teorías al respecto, algunos afirman que Mozart es ideal
para estudiar, otros opinan que Beethoven, quizá depende de cada persona y
también de la asignatura. Personalmente, después de probar varios tipos de
música, optamos por Beethoven la mayor parte del tiempo, y a veces en
Matemática resulta mejor Mozart. Insisto, puede ser algo personal, y es
importante descubrir qué resulta mejor para cada uno, y eso sólo se logra
experimentándolo. ¡Adelante!
También celebramos el estudio con el sentido del olfato, y
agregamos al ambiente olores como aromaterapia
o incienso, dependiendo del humor de cada día. También podemos aprovechar los
olores para despertar la atención, energizar si están muy cansados, hay algunas
teorías acerca de los olores y sus beneficios, pero nuevamente los invito a
probar qué olor les sirve más. Algunos de los más usados son los cítricos
(naranja, mandarina, limón), la canela, la vainilla, la menta, etc., la idea es
probar y ver cómo funciona.
La actitud de los
educadores, también juega un rol fundamental en la creación de este ambiente de
estudio, ya que sin notarlo se va transfiriendo al niño la importancia que uno
-el adulto- le da al aprendizaje.
Por ejemplo, cuando al niño le cuesta algo, transmitirle
alegría y explicarle que eso significa que está aprendiendo algo nuevo, que
tiene un regalo del mundo por descubrir aún. Cuando realiza una evaluación,
entenderlo como una oportunidad de demostrar todo lo aprendido. Cuando se
equivoca, entregarle la seguridad y tranquilidad de que cuando lo intente de
nuevo y lo logre tendrá un aprendizaje más sólido aún.
Por tanto, es parte de la actitud también, estar atentos al
niño, corregir su trabajo, demostrar con emociones como sorpresa, felicidad y
tranquilidad, nuestro interés por su aprendizaje, sus intentos y sus logros.
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